El amianto, también conocido como asbesto, es un material que fue ampliamente utilizado en la construcción de edificios durante gran parte del siglo XX. A pesar de que su uso ha sido prohibido en muchos países debido a sus efectos nocivos sobre la salud, el amianto sigue presente en numerosos edificios antiguos. Los expertos continúan advirtiendo sobre los peligros que representa para la salud pública, especialmente en aquellos inmuebles que no han sido sometidos a una correcta retirada de amianto.
¿Qué es el amianto y por qué se utilizaba en la construcción?
El amianto es un conjunto de minerales fibrosos que poseen una serie de características altamente valoradas en la construcción, como su resistencia al calor, al fuego y su capacidad para aislar acústica y térmicamente. Por estas propiedades, se incorporó en una variedad de productos, incluyendo materiales de construcción, aislamientos, revestimientos y tuberías.
Durante años, se consideró un material milagroso, pero con el tiempo se descubrió que la exposición prolongada a sus fibras provoca graves enfermedades respiratorias, tales como la asbestosis, el mesotelioma y el cáncer de pulmón. Por esta razón, muchos países prohibieron su uso a finales del siglo pasado, pero el amianto aún permanece en muchos edificios construidos antes de la prohibición.
El peligro oculto en los edificios antiguos
Muchos edificios construidos antes de los años 90 contienen amianto en diversos elementos estructurales. Si bien el material no supone un riesgo inmediato si está intacto y bien sellado, cualquier trabajo de remodelación, reparación o incluso el desgaste natural del inmueble puede liberar fibras de amianto en el aire, exponiendo a los ocupantes a sus efectos perjudiciales. Los edificios antiguos que no han sido sometidos a un proceso de desamiantado o encapsulamiento representan una amenaza potencial para quienes los habitan o trabajan en ellos.
Principales áreas donde se encuentra el amianto en edificios antiguos
El amianto puede encontrarse en diversas partes de un edificio. Algunos de los lugares más comunes donde puede hallarse son:
- Techos y paredes: Se utilizaba en paneles de fibrocemento, también conocido como Uralita.
- Tuberías y conductos: Los aislamientos de tuberías de agua caliente o calefacción frecuentemente contenían amianto.
- Suelos: Losetas de vinilo y productos adhesivos que contenían asbesto.
- Aislamiento en calderas y hornos: La resistencia térmica del material lo hacía ideal para estos usos.
Efectos nocivos del amianto en la salud
La exposición al amianto ocurre cuando las fibras microscópicas se liberan en el aire y son inhaladas. Estas fibras se alojan en los pulmones y pueden permanecer allí durante años, causando daños que no siempre se manifiestan de inmediato. Entre las enfermedades más graves relacionadas con la exposición al amianto destacan:
Asbestosis
La asbestosis es una enfermedad pulmonar crónica causada por la inhalación prolongada de fibras de amianto. Las fibras inhaladas provocan la aparición de cicatrices en los pulmones, lo que dificulta la respiración. Es una enfermedad progresiva y no existe cura.
Mesotelioma
El mesotelioma es un tipo de cáncer muy agresivo que afecta principalmente al revestimiento de los pulmones (pleura) o el abdomen (peritoneo). Aunque es poco común, su vínculo con el amianto es directo, y la exposición a este material es la principal causa de la enfermedad.
Cáncer de pulmón
El cáncer de pulmón es otra consecuencia directa de la exposición prolongada al amianto. Las personas que han trabajado en la construcción o en fábricas que manejaban asbesto tienen un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad.
Normativas actuales y su cumplimiento
Muchos países han implementado leyes estrictas para la manipulación y eliminación del amianto, pero el cumplimiento de estas normativas varía. En España, por ejemplo, la retirada de materiales con amianto debe realizarla una empresa especializada que cumpla con los protocolos de seguridad establecidos por el Real Decreto 396/2006, que regula las medidas de protección para los trabajadores expuestos al amianto.
Inspecciones y certificaciones
Las inspecciones periódicas de edificios antiguos son clave para garantizar la seguridad de los ocupantes. Un informe detallado de la presencia de amianto en un edificio debe incluir una evaluación de riesgos y, si es necesario, planificar su retirada de forma segura. Las empresas dedicadas a la gestión de residuos peligrosos deben contar con las certificaciones adecuadas para manejar este material sin poner en riesgo la salud pública.
El proceso de desamiantado: cómo se realiza y por qué es crucial
El proceso de desamiantado es complejo y debe ser realizado por profesionales con experiencia. Este procedimiento implica la retirada, encapsulamiento o sellado de los materiales que contienen amianto en un edificio para evitar la liberación de fibras tóxicas. A continuación, describimos brevemente los pasos clave:
Evaluación inicial
Un equipo especializado inspecciona el inmueble y determina la cantidad y el tipo de amianto presente. En función de los resultados, se elabora un plan de acción que puede incluir su retirada total o parcial.
Preparación del área
Antes de comenzar la retirada, el área afectada debe ser confinada para evitar que las fibras de amianto se propaguen a otras zonas del edificio. Se utilizan barreras de plástico, filtros HEPA y otros equipos de protección.
Retirada y encapsulamiento
Dependiendo del estado del material, se procede a su retirada segura o al encapsulamiento, que consiste en sellar las fibras de amianto dentro del material, evitando su liberación.
Eliminación segura
El material extraído debe ser transportado a vertederos autorizados para residuos peligrosos, cumpliendo con todas las normativas de seguridad ambiental.
Conclusión: ¿Qué medidas debemos tomar?
Los edificios antiguos que contienen amianto representan un peligro latente que no debe ser ignorado. Es esencial realizar inspecciones periódicas, cumplir con las normativas de seguridad y, en caso necesario, proceder a la retirada o encapsulamiento del material. Desde nuestra posición, insistimos en la importancia de sensibilizar a la sociedad y a los responsables de la gestión de inmuebles sobre los riesgos del amianto. La seguridad de las personas debe ser una prioridad, y actuar de manera preventiva es el primer paso para reducir el impacto de este material peligroso.